Le hicieron quitarse las presillas de teniente, los parches de los hombros alusivos al ejército y al batallón al cual pertenecía y así mismo arrojarlas a una hoguera prendida con ACPM en una caneca de 55 galones. Posteriormente le hicieron entrega del brazalete que lo distinguía como combatiente de las autodefensas y finalmente, fue conducido por su amigo Isaías hacia lo que sería su nuevo pelotón, el cual comandaría.
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