En los siguientes días la comunicación entre la cúpula con ambos subcomandantes decayó mucho, de hecho, ya casi no se sabía de sus operaciones. Isaías y Carlos aprovecharon la confianza que les tenían sus comandantes y en esos días se dedicaron a realizar movimientos de sus tropas con el fin de unificarlas y crear una fuerza autodenominada disidencia de ese grupo. Una fuerza la cual estuviera totalmente apática a los ideales de la cúpula paramilitar y cuyos métodos de financiación no fueran regidos por el narcotráfico.
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