Durante los siguientes días Carlos consideró mucho la propuesta. Sin embargo, había algo que no lo dejaba tranquilo y era la sensación de que ante cualquier cosa se iba a convertir en esa ilegalidad a la cual juró jamás pertenecer, estaba traicionando a su ética como soldado y como persona, pero la situación que se estaba presentando no iba a dejar otra salida más que seguir los pasos de su amigo.
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